Conoce los algoritmos de riesgo cardiovascular y cómo utilizarlos desde tu farmacia

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren en el mundo 17,9 millones de personas a causa de enfermedades cardiovasculares -el 32% de todas las defunciones registradas-, principalmente debido a infartos de miocardio e ictus. Conoce los algoritmos de riesgo cardiovascular y cómo abordarlos desde tu farmacia en este artículo.

Es importante destacar que un tercio de estas muertes son prematuras y corresponden a personas menores de 70 años. Gran parte podrían evitarse controlando los factores de riesgo cardiovascular y adoptando un estilo de vida saludable, aspectos en los que desde tu farmacia puedes ejercer un papel importante.

¿Qué factores de riesgo cardiovascular se han detectado recientemente?

Además de los factores clásicos conocidos desde hace décadas (dislipemia, hipertensión, diabetes, tabaquismo, obesidad, etc.), en los últimos años se han identificado nuevos factores que incrementan el riesgo cardiovascular. Entre ellos, la Fundación Española del Corazón y la Sociedad Europea de Cardiología destacan los siguientes:

  • Apnea obstructiva del sueño: aproximadamente la mitad de las personas afectadas por este trastorno son hipertensas y tienen mayor riesgo de experimentar un infarto de miocardio o un ictus.
  • Estrés: su relación con los eventos coronarios se conoce desde hace mucho tiempo, pero su impacto es difícil de estimar, ya que no existe una prueba científica que permita cuantificar con objetividad el grado de estrés emocional. También se ha observado que las personas muy competitivas y autoexigentes se enfrentan a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares de este tipo.
  • Contaminación: vivir cerca de una autopista o de una carretera muy transitada provoca que las arterias se deterioren el doble de rápido que las de las personas que habitan zonas menos contaminadas. Una exposición prolongada a la polución del aire conlleva un engrosamiento y acumulación de grasa en las arterias. La FEC calcula que en España mueren 16.000 personas cada año debido a la contaminación atmosférica.
  • Consumo de drogas: algunas sustancias, en particular la cocaína, son especialmente nocivas para la salud cardiovascular. Se ha comprobado que su consumo cuadriplica el riesgo de infarto de miocardio antes de los 55 años y que ese riesgo se multiplica por 24 en la primera hora tras la inhalación de la droga.
  • EPOC: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una comorbilidad establecida y un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, en especial de enfermedad aterosclerótica, cerebrovascular e insuficiencia cardiaca.
  • Migraña con aura: actualmente ya se considera un factor de riesgo de cardiopatía isquémica y de ictus.
  • Condiciones inflamatorias: se ha comprobado que la artritis reumatoide, la artritis psoriásica y la enfermedad inflamatoria intestinal también elevan el riesgo cardiovascular.
  • Enfermedad mental: incrementa el riesgo de muerte por sí misma. Pero además, cuando una persona es diagnosticada de enfermedad cardiovascular, aumenta su riesgo de trastorno mental, que a su vez comporta un peor pronóstico.

Los inicios del término «factor de riesgo» y su aplicación en España

Desde hace décadas se conocen los factores de riesgo principales. Gracias al Estudio del Corazón de Framingham (Framingham Heart Study), puesto en marcha por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, se acuñó el término “factor de riesgo”. Además, permitió desarrollar unas tablas basadas en la edad, el sexo, el colesterol HDL, el colesterol total, la presión arterial sistólica, el tabaquismo y la diabetes, con las que estimar las probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria en los 10 años siguientes. Esas tablas se han ido actualizando con los años, añadiendo parámetros como, por ejemplo, los niveles de triglicéridos, la ingesta de alcohol o el hecho de estar recibiendo tratamiento farmacológico para alguno de los factores de riesgo.

Sin embargo, el algoritmo de Framingham se basaba en población norteamericana y predominantemente caucásica, por lo que en Europa se emprendió el proyecto SCORE (Systemic Coronary Risk Estimation) para crear un baremo mejor adaptado al entorno del continente. Este establece diferencias entre países de alto y bajo riesgo (donde se sitúa España) y sus tablas permiten calcular el riesgo de muerte por causa cardiovascular en los siguientes 10 años de vida en personas de 40 a 65 años.

Por otro lado, hace más de 40 años nació en nuestro país el proyecto REGICOR (Registre Gironí del Cor), con el fin de investigar la distribución de la cardiopatía isquémica, sus factores de riesgo en la población española y la mejor forma de prevenirla. De este registro surgieron unas tablas de predicción basadas en los algoritmos de Framingham pero adaptadas a las características epidemiológicas de la población española.

Nuevos algoritmos para calcular el riesgo cardiovascular: SCORE2 y SCORE2-OP

Las escalas mencionadas han sido ampliamente utilizadas hasta ahora. Sin embargo, el pasado año (2021) se presentó en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología nuevas guías de prevención que incorporan dos nuevos algoritmos para calcular el riesgo cardiovascular llamados SCORE2 y SCORE2-OP.

Ambos algoritmos (su app para móvil la puedes descargar en este enlace) están pensados para personas que presentan factores de riesgo cardiovascular aunque aparentemente están sanas. SCORE2 se aplica a aquellas de 40 a 69 años, mientras que SCORE2-OP (Older People) es para las de 70 años o mayores.

Cómo abordar los factores de riesgo y ayudar a los pacientes de tu farmacia

Tu cercanía con la población te sitúa en un lugar primordial para actuar frente a las enfermedades cardiovasculares. La mayoría de tus pacientes presentan uno o varios factores de riesgo, sobre todo cuanto más avanzada es su edad. Tú y el resto del equipo de la farmacia podéis ayudar a concienciar y prevenir que la situación empeore.

  • Educación para la salud: el conocimiento de tus usuarios te proporciona claves sobre la atención que puedes prestarles para mejorar su estilo de vida. ¿Cómo? Recomendando una dieta sana y ofreciendo asesoramiento, alertando sobre el peligro del consumo de alcohol y desarrollando servicios sobre deshabituación tabáquica y pérdida de peso.
  • Control de parámetros de riesgo: realizar test de medición de glucosa, colesterol o triglicéridos, además de tomar la presión arterial son algunos servicios básicos. Además, sobre estas medidas puedes fundamentar tu consejo como profesional sanitario y potenciar estos análisis a través de eventos y talleres de salud.
  • Uso de escalas de riesgo: existen aplicaciones y calculadoras con las que ayudar a tus pacientes a estimar su riesgo cardiovascular utilizando algunos de los algoritmos que hemos mencionado.
  • Seguimiento farmacoterapéutico: puedes ofrecer un seguimiento personalizado con el que buscar mayor efectividad de los tratamientos y minimizar los riesgos asociados al uso de medicamentos, apoyándote en tus conocimientos sobre interacciones y posibles efectos adversos.
  • Combatir el incumplimiento terapéutico: muchas personas no toman correctamente su medicación y esta realidad es, cada vez más, un problema de salud público. En caso de detectar esta situación, tu consejo es esencial para la concienciación de la importancia de un buen cumplimiento y para resolver dudas sobre su tratamiento.

En definitiva, la prevención tanto primaria como secundaria es esencial para hacer frente a las consecuencias que causan las enfermedades cardiovasculares. Tu papel como farmacéutico es decisivo para ayudar a tus pacientes a que disfruten de una mejor calidad de vida y disminuyan su riesgo cardiovascular.

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